artículo publicado en elplural.com. Para verlo pinche aquí.
En un país del continente, un articulista del montón no quería escribir sobre el interés mediático que había generado la vestimenta de las hijas del primer ministro. Se resistió durante varios días, pero al final, las declaraciones de mequetrefes varios, cuyas voces cavernarias eran incapaces de construir argumentos sólidos, le empujaron a escribir unas breves líneas, sobre un asunto que en realidad no tenía más chicha que la debilidad intelectual de los agresores.
Lo que ocurrió en ese país lejano fue que un nido de políticos piratas, de nostálgicos de dictaduras, de desquiciados, de soplagaitas, de indecentes y acomplejados, aparentaban no tener ningún recurso para hacer frente económica y políticamente a los asuntos del Estado, ni eran capaces de responder con propuestas a sus adversarios políticos (que se encontraban en el poder tras unas elecciones democráticas). Así que iniciaron un ataque despiadado, propio de ineptos y rastreros, sobre a la forma de vestir de las dos hijas del primer ministro.
La oposición política (jaleada por sus sicarios mediáticos e incluso por el lobby de los empresarios), estaba tan deshecha y era tan inculta e inútil que no sabía hacer oposición y ni siquiera parecía tener idea de qué era eso de la política. Estos políticos opositores impresentables, para más señas, estaban hasta el cuello con casos de corrupción propios y con un liderazgo que no terminaba de cohesionar sus filas, afortunadamente para bien de la mayoría.
Se sentían empequeñecidos, insignificantes, sin juicio. Pero estaban rabiosos al mismo tiempo y tenían ganas de sangre. Aprovechando unas fotografías donde aparecían las hijas del primer ministro junto a otro mandatario internacional (hay quien dijo que incluso estos idiotas habían manipulado esas imágenes, y aclaro que me refiero al significado griego de idiota) comenzaron una estrategia comunicativa agresiva de acoso y derribo contra las hijas, menores de edad, del primer ministro. ¿Qué utilidad política podía tener esta táctica?
Existen varias explicaciones: una de ellas es que querían desviar, entre sus simpatizantes, los temas de la actualidad y de la realidad que tanto les perjudicaba. Otra explicación podría ser que no sabían absolutamente nada de política ni de economía, y que habían sufrido una mutación genética que había afectado a su capacidad intelectual, lo que les impedía interpretar su entorno y su propia posición en la sociedad. Es decir, ya no eran capaces de dedicarse a la política.
Lo que hicieron fue muy ruin y muy fácil a la vez. Sus víctimas no se podían defender. Estos sinvergüenzas pusieron en bandeja al grupo en el Gobierno, y al resto de la sociedad, el poder insultar a sus propios hijos. Pero no aprovecharon esta oportunidad. No hicieron lo mismo, supongo que por cuestión de ética, y porque además esos niños no tenían la culpa de que sus padres fuesen unos mutantes intelectuales, y siempre y en cualquier caso hay que proteger a los menores.
Hubiese resultado francamente sencillo despreciar e incluso humillar también a esos liderzuelos de la oposición y sus satélites, porque eran evidentemente iletrados, porque estaban totalmente faltos de discurso político, y porque físicamente tenían unos rostros y apariencia que parecían una parodia esperpéntica sacada de los fachas de la serie Cuéntame. En España, hay algunos políticos que se parecen intelectual y físicamente a estos, pero afortunadamente no son más que apariencias y esto no ha pasado ni podría pasar en nuestro país.
Alfonso Cortés González, es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga