Archivo mensual: septiembre 2009

Sucedió en un lejano país de Europa…

artículo publicado en elplural.com. Para verlo pinche aquí.

En un país del continente, un articulista del montón no quería escribir sobre el interés mediático que había generado la vestimenta de las hijas del primer ministro. Se resistió durante varios días, pero al final, las declaraciones de mequetrefes varios, cuyas voces cavernarias eran incapaces de construir argumentos sólidos, le empujaron a escribir unas breves líneas, sobre un asunto que en realidad no tenía más chicha que la debilidad intelectual de los agresores.

Lo que ocurrió en ese país lejano fue que un nido de políticos piratas, de nostálgicos de dictaduras, de desquiciados, de soplagaitas, de indecentes y acomplejados, aparentaban no tener ningún recurso para hacer frente económica y políticamente a los asuntos del Estado, ni eran capaces de responder con propuestas a sus adversarios políticos (que se encontraban en el poder tras unas elecciones democráticas). Así que iniciaron un ataque despiadado, propio de ineptos y rastreros, sobre a la forma de vestir de las dos hijas del primer ministro.

La oposición política (jaleada por sus sicarios mediáticos e incluso por el lobby de los empresarios), estaba tan deshecha y era tan inculta e inútil que no sabía hacer oposición y ni siquiera parecía tener idea de qué era eso de la política. Estos políticos opositores impresentables, para más señas, estaban hasta el cuello con casos de corrupción propios y con un liderazgo que no terminaba de cohesionar sus filas, afortunadamente para bien de la mayoría.

Se sentían empequeñecidos, insignificantes, sin juicio. Pero estaban rabiosos al mismo tiempo y tenían ganas de sangre. Aprovechando unas fotografías donde aparecían las hijas del primer ministro junto a otro mandatario internacional (hay quien dijo que incluso estos idiotas habían manipulado esas imágenes, y aclaro que me refiero al significado griego de idiota) comenzaron una estrategia comunicativa agresiva de acoso y derribo contra las hijas, menores de edad, del primer ministro. ¿Qué utilidad política podía tener esta táctica?

Existen varias explicaciones: una de ellas es que querían desviar, entre sus simpatizantes, los temas de la actualidad y de la realidad que tanto les perjudicaba. Otra explicación podría ser que no sabían absolutamente nada de política ni de economía, y que habían sufrido una mutación genética que había afectado a su capacidad intelectual, lo que les impedía interpretar su entorno y su propia posición en la sociedad. Es decir, ya no eran capaces de dedicarse a la política.

Lo que hicieron fue muy ruin y muy fácil a la vez. Sus víctimas no se podían defender. Estos sinvergüenzas pusieron en bandeja al grupo en el Gobierno, y al resto de la sociedad, el poder insultar a sus propios hijos. Pero no aprovecharon esta oportunidad. No hicieron lo mismo, supongo que por cuestión de ética, y porque además esos niños no tenían la culpa de que sus padres fuesen unos mutantes intelectuales, y siempre y en cualquier caso hay que proteger a los menores.

Hubiese resultado francamente sencillo despreciar e incluso humillar también a esos liderzuelos de la oposición y sus satélites, porque eran evidentemente iletrados, porque estaban totalmente faltos de discurso político, y porque físicamente tenían unos rostros y apariencia que parecían una parodia esperpéntica sacada de los fachas de la serie Cuéntame. En España, hay algunos políticos que se parecen intelectual y físicamente a estos, pero afortunadamente no son más que apariencias y esto no ha pasado ni podría pasar en nuestro país.

Alfonso Cortés González, es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

Drogadicto sí, culpable no

artículo publicado en elplural.com el 18/09/2009. Para leerlo pinche aquí.

Javier Rodrigo de Santos, del Partido Popular y ex concejal de Urbanismo de Palma de Mallorca, ha dicho, durante el juicio al que se enfrentaba por malversación en la Audiencia de Palma, que se dirige al jurado “no como culpable, sino como drogadicto”. Es lo más divertido, la verdad, que he encontrado en la agenda política de esta semana. Aunque por el hecho de ser divertido no deja de ser preocupante.

Este señor del partido de Rajoy, se gastó, presuntamente, 52.583 euros en puticlubs, cargando dicho importe a la tarjeta de crédito de una empresa del Ayuntamiento. Una vez que veía lo que se le venía encima y que estaba pillado por todos lados, alegó que él en realidad es un drogadicto. Y claro, esto es un atenuante que ha orientado a la fiscalía a rebajar su petición de cárcel a 3 años y medio.
Muy interesante en todo este asunto, es el hecho de que el señor Rodrigo de Santos asegura haber devuelto todo el dinero que birló a las cuentas de su ciudad. Si ha tenido capacidad de devolver tan ágilmente ese dinero que se esfumó en concepto de drogas y sexo ¿por qué lo robó? Quiero decir con esto, que el dinero robado y no gastado es fácil devolverlo, pero el que uno se mete por la nariz u otras vías y luego lo metaboliza, es difícil de devolver de un día para otro, a no ser que se haga en forma de excremento. La cuestión es pues, quién le ha puesto el dinero que no podía tener a su disposición anteriormente, y con qué motivos. Quizás todo este asunto de la drogadicción no sea más que una estrategia para simplemente cumplir menos años de cárcel.

Por otra parte, es comprensible que una persona que está bajo los efectos de las drogas, tenga delirios y crea que el aparato del Estado está contra él, en lugar de reconocer sus delitos. Así se entienden algunas cosas mejor, y puede ser, a tenor de las incongruencias que escuchamos a diario sobre todo de boca de ciertos personajes que conducen por la derecha, que haya algún que otro drogadicto más en la política española. Cosas más raras se han visto, pero es posible que ya empiecen a pedir que se hagan pruebas antidoping en las puertas de los ayuntamientos y los parlamentos.

Alfonso Cortés González, profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

Yo también aplaudo al juez Garzón

Publicado en elplural.com el 11/09/09. Para leerlo pinche aquí.

Es vergonzoso, y síntoma de que la transición hacia la democracia en España no está culminada, el que un juez acuda a un tribunal como imputado por el simple hecho de investigar los crímenes del franquismo. Y el franquismo no fue otra cosa que un régimen político totalitario, corrupto, ultra, y con miles de crímenes y muertes a sus espaldas. En tiempos de guerra, y también, y sobre todo, en tiempos de paz.

Aquí huele muy mal. Es inadmisible que en un país que se cree ‘Estado de Derecho’, nadie, ni siquiera un juez, tenga el derecho a investigar el régimen político que más sangre ha derramado en nuestra historia como país (eso en cualquier país del mundo sería un deber). Es más, esta investigación no sólo es pertinente, sino totalmente necesaria y ya tendría que haberse realizado. ¿Se imaginan a la Alemania de 1980 imputando a uno de sus jueces por querer investigar los crímenes del III Reich? Pues eso es lo que está pasando en nuestro país, casi 35 años después de la muerte de Franco: hay problemas y trabas para investigar los crímenes de ese período. Y es que parece que el dictador sigue ganando guerras incluso después de muerto.Las guerras son un fenómeno social de extraordinarias proporciones. Los seres humanos en estos períodos se juegan el todo por el todo, así cuando se gana una guerra, se gana todo, incluso el derecho a escribir la historia como le salga de las narices al vencedor. Hitler perdió la suya, y Franco la ganó.

Franco planeó un exterminio sistemático de los que él llamaba ‘los rojos’. Enterró a miles de españoles bajo las cunetas de las carreteras, utilizó a republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas como esclavos (encadenados y sin jornal) en construcciones como el canal del Guadalquivir. Cuando Hitler, uno de sus aliados políticos, le pregunto qué debía hacer con los españoles republicanos que había capturado, el Caudillo le respondió que los españoles republicanos, no eran españoles. De este modo, Hitler llenó campos de concentración (como el famoso de Mauthausen) de estos españoles, y muchos fueron vilmente asesinados allí, con la complicidad obvia del aparato político español de la época.

Estos son sólo algunos ejemplos, de los que hay tantos que no cabrían ni en 50 ediciones de este diario. Con todas estas brutalidades detrás del franquismo, me pregunto con asombro y pena quién demonios puede ser tan deleznable y traidor con nuestra propia historia, como para oponerse a que se investiguen estos hechos. Quien se opone a investigar tales crímenes está siendo cómplice, consciente o no, de los mismos, y por tanto, viendo como está el patio, creo que es, teniendo un mínimo de responsabilidad ciudadana y vergüenza histórica, vital levantar la voz y pedir que se prosiga la investigación y que dejen al juez Garzón actuar. ¿Se qué tienen miedo ciertos colectivos, incluida una parte del Poder Judicial, de este país cuando se tocan estos temas?

Quiero dejar claro que me uno las personas que arropaban el otro día a Baltasar. Y desde este artículo, yo también aplaudo al juez Garzón.

Alfonso Cortés González es profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

Viva la clase media y el salario de los 1000 euros

Desde hace ya bastantes años, existe la tendencia en nuestro país de creer que la desigualdad social, la diferencia de clases, es cosa del pasado. Así, la mayor parte de todos nosotros nos autodenominamos como clase media, aunque en términos socioeconómicos no lo seamos. Por ejemplo, un trabajador cuyos ingresos mensuales son de 1.200 euros se considera clase media y no trabajadora, porque ahora con créditos, podemos tener una televisión plana y un cochazo.

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